jueves, 17 de abril de 2008

Hermanitos de Maria

El Instituto de los Hermanos Maristas fue fundado en Francia, en el poblado de La Valla cercano a Lyon, el día 2 de enero de 1817, con el nombre de los Hermanitos de María (Petits Fréres de Marie),[2] por San Marcelino Champagnat y un grupo de sacerdotes ordenados en 1816. Aunque el Instituto no formaba parte del plan inicial del Padre Courveille, iniciador de la Sociedad de María (Maristas) y Superior de facto, y pese a la oposición de algunos de sus compañeros, Champagnat les insistió repetidas veces desde los primeros diálogos en el seminario, sobre la idea de realizar una fundación de Hermanos educadores dentro de la Sociedad de María.
Marcelino conocía la realidad de la educación rural en Francia después de la revolución: maestros incompetentes, bohemios y que maltrataban a los alumnos (de hecho la razón por la cual abandonó la escuela fue precisamente el castigo que un profesor le aplicó a uno de sus compañeros), pero sobre todo, enseñaban a los niños a odiar a Dios y la Religión.

En noviembre de 1818 funda la primera escuela en su pueblo natal, Marlhes. Y al año siguiente en su parroquia, La Valla. En torno a Marcelino se formó un grupo de diez sacerdotes Maristas que, unidos a los diez del Padre Jean Claude Colin, formaron el núcleo fundacional de la Sociedad de María. Durante bastantes años Champagnat se encargó de la formación en L'Hermitage de los Padres Maristas, al mismo tiempo que formaba a sus propios Hermanos de enseñanza (Hermanos Maristas). En 1830 fue elegido como Rector Provincial Marista para la diócesis de Lyon.

En 1836 parte para las misiones de Oceanía el primer contingente Marista: el Obispo Monseñor Pompallier, junto a cuatro sacerdotes Maristas (uno muere en el viaje; otro, morirá mártir y será el primer santo Marista: el Obispo San Pedro Chanel) y tres Hermanos Maristas del Padre Champagnat. Grande el deseo de Champagnat de ir él mismo a las misiones, pero la obra de los Hermanos lo retenía; lo compensó enviando varios otros contingentes de sus Hermanos como colaboradores de los Padres y dando a la Iglesia los primeros Hermanos mártires.

En adelante, los pedidos de nuevas fundaciones se harán tan perentorios, que a la fecha de muerte del fundador San Marcelino Champagnat, en 1840, existían 48 escuelas fundadas donde se educaban unos 7.000 alumnos. En el mismo lapso, Champagnat dejó 280 Hermanos, más 49 que ya habían fallecido.

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